Increíble que a pesar de pensar que hay ciertos valores que
no estamos transmitiendo se cuelan por las rendijas y se impregnan en nuestros
hijos de manera que no nos hemos dado cuenta.
Nuestra forma de actuar y de pensar la transmitimos por el
mero hecho de estar y nuestros hijos acogen con gusto todo aquello que les
mostramos, por lo tanto, debemos ser los padres los que critiquemos de manera
constructiva nuestro comportamiento. Si tú no miras por los demás y simplemente
te dedicas primero a tu comodidad, tus hijos aprenden esa manera de actuar y
así es como se comportan con los demás. Si por el contrario eres una persona
atenta y con capacidad de entender que detrás de tu conducta hay otras personas
afectadas y puedes herirlas, eso también queda
grabado en nuestros hijos.
grabado en nuestros hijos.
¿Qué pasa cuando tus hijos tienen que lidiar con ese tipo de
personas que simplemente se sienten perfectas a pesar de que su perfección se
configura dañando a los demás?. No podemos transmitir valores de “Haz tú más
daño”, porque si tus hijos no son así, sufrirán. Quizá la respuesta es ¿Te
merece la pena enfadarte? Muéstrale tu
enfado y si lo comprende habremos avanzado, sino lo entiende, no busques que te
de la razón, piensa que esas personas volverán a fallarte y tú tienes que saber
que eso puede suceder, por lo tanto, estás advertida.
En nuestro camino como educadores no vamos a cambiar el mundo, pero si dar pinceladas y empapar a otras personas que nos rodean con nuestros valores.
Por ejemplo: ¡Si te pegan, pega!, nunca he entendido éste concepto y en
algunos momentos he dudado si coger ese camino y enseñarle a mi hija a
defenderse; pero he estado equivocada,
sigo pensando que si mi hija pegara a todo aquel que pega, habré dejado una
huella en ella un tanto difícil de borrar, debo darle herramientas para que
ella no se sienta herida, para que comprenda que esa actitud no es buena y que
la persona que es capaz de pegar gratuitamente tiene verdadero problema de
comunicación. ¿Merece la pena estar con
personas que te degradan?. Al final se trata de darle herramientas para que las puedan manejar, no tratar de proteger a nuestros hijos enfrentándonos a lo que ellos deben enfrentarse.
La transmisión de valores pueden venir acompañados de mucho ruido o pueden ser tan silenciosos que apenas puedes darte cuenta de que van y vienen. Nosotros como educadores nos corresponde ser consciente de como transmitimos esos valores y si realmente creemos tanto en ellos como para transmitirlos.